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El mito de los Jikininki


Los mitos casi siempre vienen acompañadas de condenas fantasmales, de almas que vagan en pena por el mundo y este tipo de torturas a las que son sometidas las almas de aquellos que obran de manera errada en su vida. Al menos, son así en gran parte de la cultura japonesa, inmersa en demonios que castigan a quien haga el mal, pero que lo hacen buscando resarcir su mala conducta en vida.

El mito de los Jikininki o fantasmas comedores de hombres según su nombre oriental. También identificados como necrófagos, estos espíritus están inmersos en la búsqueda de cadáveres humanos para alimentarse por la eternidad, como castigo a una vida de excesos, vicios y nada de fe.

Profanar tumbas y registrar los cuerpos que yacen muertos en todo el mundo forman parte de las costumbres de estos seres, que acostumbran a cometer sus ataques en horas de atardecer, donde incluso, como muestra a no haber aprendido la lección, incluso sobornan a las autoridades que le descubren, con el fin de alimentarse y que no le quiten la oportunidad de seguir en su pena.

Si bien su personificación no es total, su apariencia es muy similar a lo que conocemos como zombies o muertos caminantes, por lo que sin duda, son asquerosos, putrefactos y aterradores ante las personas que se los topen, sin posibilidad alguna de escapar o librarse de una posible maldición.

Estos seres traspasan la imaginación y llegan incluso a puntos en los que se han llevado monjes o personas relacionadas a buenos actos, así como también algunos casos en los que no son materia, sino más bien una especie de fantasma que vaga por la eternidad y está al acecho de cualquier oportunidad.

 

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